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Europa florece

Sucede el 20 de marzo de cada año –y el 23 de septiembre en el hemisferio sur–, pero esa pequeña y arrolladora explosión que da paso a la primavera y que tiene lugar en cada rincón del planeta, en Europa puntúa doble. Acostumbrado a ser la cápsula del tiempo de la historia y a presumir de patrimonio, el viejo continente revive con la llegada de la nueva estación y muestra sus paisajes revitalizados y sus parques con energías renovadas. Convertir estos activos naturales en el punto fuerte de su oferta le saca a Europa de su zona de confort y muestra una cara rebosante de vitalidad que nos engancha. ¡Bienvenidos a la fiesta de la primavera!

1. Las amapolas de Francia, del museo al campo

Francia. Provence | Pachner. Pixabay

¿Campos de lavanda en Francia? Claro, sobre todo, los mundialmente famosos de Provenza, pero fieles a nuestro empeño en buscar la cara B, hoy paseamos entre una de las flores más genuinas que también crece en esta región del sur francés: la amapola. Las coquelicots (su nombre en francés) están tan en el ADN galo que el mismísimo Monet inmortalizó en uno de sus cuadros las que crecían en Argenteuil, cerca de París. Puedes verlas aquí y en los campos del Vaucluse, Vellron, Venasque… Intensas oleadas rojas junto a la carretera que se alternan con olivos y las famosas extensiones de lavanda.

2. Las campanillas azules suenan en Escocia

Escocia. Kinclaven Bluebell Wood | sglh.org

A 18 km de Perth, en un recodo del río Tay, Kinclaven Bluebell Wood (el bosque de las campanillas azules de Kinclaven) es un perfecto paisaje de cuento de hadas. Durante todo el año, los pájaros carpinteros, armiños, martas, corzos y demás habitantes se reparten el protagonismo de este singular espacio pero, cuando llega la primavera, todo el esfuerzo del parque se centra en conseguir el más bello espectáculo de campanillas azules del mundo. A principios de abril, millones de estas flores –crecen con la campanilla hacia abajo– dibujan una intensa alfombra azul en este onírico rincón de Escocia.

3. Todo un valle lleno de rosas en Bulgaria

Bulgaria. Picking roses | jdblack. Pixabay

No nació aquí, sino en Asia, pero la rosa damasquina se adaptó de tal forma a las tierras búlgaras que, desde el siglo XIX, toda la zona de Kazanlak, donde crece, se llama El Valle de las Rosas. En estos paisajes –que forman parte del Parque Nacional Los Balcanes Centrales–, la vida y gran parte de la economía gira en torno a esta flor. Aquí encontrarás el Museo de la Rosa, que muestra la producción de aceites y aguas extraídas de esta planta, de los que Bulgaria es el mayor productor mundial, y el Festival de la Rosa, que se celebra en junio e incluye la coronación de la reina, el ritual de la cosecha…

4. Los energéticos girasoles de Italia

Italia. Campo di girasoli Bientina, Toscana | Oficina de Turismo de Italia

A la sombra de los viñedos de la Toscana, las generosas flores de los girasoles tiñen de tonos dorados estos paisajes italianos. En primavera, puedes verlos en localidades como Bientina y en valles como Orcia y Era, aunque nuestros favoritos son los que crecen entre Siena y San Gamignano, con los cipreses de fondo; un lugar especial donde profundizar en la leyenda del girasol: Clizia, enamorada de Apolo (dios griego del sol), se niega a moverse del sitio cuando es rechazada por él, a lo que Apolo responde convirtiéndola en una flor de oro que cambia de inclinación para verle en todo momento.

5. La gran fiesta de los cerezos de Suecia

Suecia. Cherry trees In Kungsträdgården | Henrik Trygg. visitstockholm.com

En una ciudad como Estocolmo, donde durante el invierno la temperatura diurna raramente sobrepasa lo 0ºC, la llegada de la primavera es casi un acontecimiento nacional. A mediados de marzo, la gente sale a la calle en tromba y los cafés se llenan para tomar una fika (una pausa con café) al aire libre pero, lo que realmente da el pistoletazo de salida a la nueva estación es la floración de los cerezos en Kungsträdgåarden. En pleno centro histórico, el Jardín del Rey, que en invierno acoge una pista de patinaje, en abril se llena de flores rosadas y de cientos de personas fotografiándolas.

6. El azafrán de altura que crece en Polonia

Polonia. Chocholowska | zakopane.pl

Durante años, el valle de Chocholowska fue el lugar habitual de pasto para el ganado ovino de la zona pero, de un tiempo a esta parte, esta explanada situada a más de 1.000 metros de altura, en los Tatra polacos, se ha convertido en un perfecto decorado para recibir la primavera en familia. Además de las placas conmemorativas que recuerdan el encuentro entre Juan Pablo II y Lech Walesa, aquí la primavera llega a lo grande, con la floración de miles de crocus sativus, la flor de cuyos estambres secos se extrae el azafrán y que tiñe de un intenso morado estos paisajes de Polonia.

7. Los icónicos tulipanes de Países Bajos

Países Bajos. Keukenhof | Mario Gogh. Unsplash

Si echabas de menos Keukenhof, el buque insignia de los Países Bajos, aquí lo tienes. Nos resistíamos a incluirlo no porque no nos guste, sino por la excesiva masificación que soporta uno de los lugares más fotografiados del planeta. El 75 cumpleaños que se celebra en 2024 nos obliga a hablar de este espacio, al suroeste de Ámsterdam, que no nació con vocación artística, sino comercial, cuando unos productores de bulbos consiguieron un parque cuya antigua propietaria, la duquesa Jacoba de Baviera, usaba para descansar y recoger plantas que luego cocinaban: Keukenhof significa jardín de la cocina.

La imagen que abre el texto es Países Bajos. Keukenhof | Anh Tran. Unsplash

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